Me rompes la espalda cuando te cansas.
Me rompes las pelotas cuando te amachas.
Me rompes el ego cuando la luz de tu sonrisa penetra por mis córneas y te dibujas en mi espejo.
Me rompes los complejos cuando abrazas mi cuerpo desnudo con tus manos pequeñas.
Me rompes, me revuelves y me vuelves a crear: fuerte, despierto y sin miedo a ver el cielo. Sin miedo a volar.
Sin miedo a volar
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