Selfish Bastard

I got no feelings and I got no pride
You can kick my butt, you can spit my face
Do not try to change me, do not mess with me
You will just get burned if you get too close to the Sun

Oh, some people say I am lost in my shit
I couldn't really care less, I'm just living my life
Maybe I'm lazy and sure I don't like to work
As long as I live here you'll do the cooking for me

Remember that day and every promise I broke
Because I'll never forget every time you played whore
And I would not cry if you dump me tonight
I said 'I love you' just to fuck your ass

It's time for me to leave, see you later, sweet dreams
It is tuesday night and I gotta get high
Oh, how I wish you could come with us
But you better stay home to take care of our son

I'm so fucking sorry, it was dark n' I was drunk
I couldn't see his face 'til your bro' was knocked out
Go tell your daddy what a bastard am I
And tell him I'm sorry 'bout the rocks on his car

I don't care about your love
I don't care about your god
I don't care about no one else
I don't fucking care at all

Denuncia ciudadana

Es sábado. El cielo está despejado y no hace calor en La Paz, se acerca la puesta del Sol. Un buen lugar para contemplar el atardecer es el Molinito: Junto al mar, lo suficientemente cercano como para caminar hasta ahí y lo suficientemente alejado como para poder olvidarse de la semana que termina, o reflexionar sobre lo ocurrido en estos últimos días.
Si miramos despreocupadamente, veremos que nos encontramos rodeados de algunas personas. Si miramos con atención veremos que dos de esas personas son un par de chicas de algunos 21 años, luciendo unas mallas deportivas y un par de kilos de más, calentando para ir a correr; otras dos personas son una pareja heterosexual de al rededor de 25 años, los más típicos novios de clase media-baja, discutiendo agitadamente; y otra de esas personas es un hombre mayor de 30 años, con pinta de albañil o vagabundo, fumando un cigarrillo de marihuana.
Si dejamos correr la escena unos pocos minutos, nos encontramos con que las chicas deportistas ya han partido y empiezan a sudar a varios metros de distancia, el tipo con pinta de necesitar un buen baño se ha terminado su cigarrillo y se dispone a contemplar el atardecer en este agradable lugar que podría ser aún más tranquilo, de no ser por los alaridos de la señorita que acaba de arrojar el teléfono celular de su acompañante con una expresión de odio y desesperación en el rostro.
El teléfono celular cruza velozmente el lugar hasta impactarse contra una de las bancas de cemento, donde se convierte en un carísimo rompecabezas. Una de las piececillas golpea a un oficial de policía, pero éste no se percata pues se encuentra ocupadísimo arrestando (Junto con sus tres compañeros) a un hombre que tan sólo buscaba disfrutar tranquilamente del atardecer. Los tortolitos del celular continúan alterados, gritándose y ofendiéndose.
Qué pena. Eliminemos los paradigmas absurdos y, antes de seguir una ley, tratemos de ver lo que representa, lo que nos brinda y lo que nos quita como ciudadanos.
¿El respeto al derecho ajeno es la paz? Ojalá así fuera en La Paz.