El día comenzó muy mal

Hoy el día me comenzó muy mal
Mi mujer me gritó
A mi niña le grité
Me duele un pie y así no puedo patinar
Y olvidé mi biblioteca, no tengo qué leer

Fuck, fuck, fuck...

Quisiera regresar en el tiempo
Darme un zape antes de gritar
Pero no puedo hacer eso y el grito no lo puedo borrar
Lo que sí puedo es decir "de verdad lo siento, reaccioné mal"
Por que si era tarde y eligió zapatos inapropiados
¿Qué le importa a ella? Y qué me importa a mí...

Por que aunque el día comenzó muy mierda, el comienzo quedó atrás
Van más rápido los segundos que mi calmo respirar

Voy por mi camino que es el mismo de ayer
Veo los mismos árboles bailando Chachachá
Las aves ahí en sus cables, y de pronto echan a volar
El cielo más azul de todo el año, enmarcado por nubes que sin prisa van para llover a otro lugar

Quisiera que el pie no me duela ya
Pero da igual, en la oficina no hay buenas rampas
Así que mientras escribo estás líneas con las manos, con el pie estaré dibujando círculos
Suave y lentamente, para que se pueda aliviar

Y aunque el día comenzó muy mierda, eso nada importa ya
Tengo más de pocas horas para pasarla bien
Para construir una ventana, para escribir esta canción
Para saltar y caer, y rodar y rodar
Y por la noche hacerte el amor

Fuck, fuck, fuck... fuck yeah! 
Hoy vuelvo a respirar

Soy básico

Soy un animal muy básico.

Disfruto del silencio y la quietud que sólo las madrugadas y el desierto conocen. Ver el cielo y sus estrellas y los jirones de nube dibujando y desdibujándose entre estas. Y platicarle a la Luna lo que nadie más escuchó.

Pero me gusta mi música a alto volumen. Alto mas no estridente; sumergirme, pero que no me aplaste. Y ahí sumergido en la música, liberarme de la gravedad, de atavíos materiales. Decorando el tiempo, transformando el espacio que me platican mis sentidos.

Me gusta dibujar, escribir, pintar, hacer música. Y aunque no me salga nada tan chingón como lo imagino, me gusta aún así contemplar mis creaciones: colección de errores, destellos de genialidad, accidentes felices... Por que creo que somos hilos en un aparentemente perpetuo procesar de información: nos entra el mundo por los sentidos, lo digerimos en la mente y lo retratamos con ayuda del cuerpo en algún rincón del universo mismo.

Me gusta la comida de sabores intensos, texturas dinámicas, crocante pero jugosa. Caliente en el vientre, cerquita del alma. Me gusta besar, eso como pocas otras cosas me permite parar de pensar, dejar de temer o preguntarme qué viene luego en la lista de tareas. Con labios, con lengua, con dientes, con los brazos y con todo el cuerpo: besar.

Cuando me siento solo disfruto unirme a algún grupo, reir y ser uno más, escuchar e imaginarme en las historias que se cuentan. Camino por ahí, saludo a alguien, me volteo para allá y saludo a alguien más. Cuando me agobia la multitud, desaparezco en la oscuridad, en silencio, pues no me gusta despedirme. Me da amsiedad.  

Soy un animal de ciudad, pero de ciudad chiquita, escondida entre los cerros y el mar. Me cautivan las líneas rectas de los edificios, las luces brillantes y letreros surrealistas sobre el fondo más sereno de los viejos cerros de roca, arena, cactáceas y arbustos, recostados a sus anchas bajo un cielo siempre cambiante: ahora azul, ahora dorado, ahora rosa o todo a la vez; ahora despejado y luego nublado. No se aburre uno así.

Soy un animal muy complejo. Me aburro fácil, pero cuando no me aburro, cuelgo el reloj y me voy de viaje hasta lo más recóndito del momento.